domingo, 1 de julio de 2012

Inconvenientes previos al desembarco (la crisis de octubre)



La Crisis de Octubre

Inconvenientes previos al desembarco




Los integrantes del primer escalón de las tropas soviéticas navegaban hacia Cuba. Demorarían entre 15 y 20 días.


Las condiciones del personal, para la travesía, nunca fueron previstas. Tuvieron que soportar temperaturas de 50 grados centígrados en el interior de las bodegas. La ventilación era insuficientemente ridícula. Escasez de agua potable. La peste a vómito era insoportable. Lo menos importante era el aseo personal. Los soviéticos, en general, se aseaban una vez por semana. Muchos enfermaron antes de llegar a las costas cubanas.

Entre vómitos y diarreas se impartían clases políticas y técnicas, se proyectaban filmes (rusos) y se dieron hasta conciertos musicales de aficionados. Ya podrá alguien creer que al llegar a Cuba continuaran firmes, enteros y con un “elevado” espíritu y “capacidad” combativas.

Lo imposible de soportar, por parte de los soldados, era la ignorancia. Los capitanes soviéticos ya estaban acostumbrados (de cierta forma) a las acciones ilegales del régimen soviético. Es por eso que no les sorprendía el sobrevuelo rasante de aeronaves, ni que los barcos de guerra norteamericanos maniobraran muy cerca de ellos. Y eso que todavía los yanquis no sabían, a ciencia cierta, lo que tramaban los guerreros fríos.

Siguiendo el precepto de que todas las personas tienen derecho a ser consideradas inocentes, hasta tanto de pruebe lo contrario, los norteamericanos habían comenzado el acompañamiento de los barcos soviéticos en el Mar Mediterráneo y el Mar del Norte, les daban seguimiento en el Océano Atlántico e incrementaban la vigilancia ya entrando al Mar Caribe o al Estrecho de La Florida.

Hacía mucho tiempo que semejante cantidad de barcos cruzaban el Océano.

En mayo 1762, una flota inglesa, comandada por el Almirante George Pocock, consistente en 53 naves de guerra, barcos hospitales, y de carga, y los de transporte de tropas que llevaban 15,000 soldados, apareció ante el Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro de La Habana. En total eran unos 25,000 hombres que participaron en la operación.

Jamás en la historia de la piratería americana se habían reunido tantos barcos. Ni en la época de Sir Francis Drake o Sir Walter Raleigh. Le tocaría al Siglo XX presenciar la incursión de unos piratas asiáticos en el Caribe.

Existió, y esta es la verdad más probable, incertidumbre entre los expedicionarios ignorantes en que consistía la expedición.



El 17 de julio Raúl Castro regresó a Cuba. Había dejado inconcluso un proyecto de Tratado que no se daría a conocer hasta que en noviembre de 1962 y luego de superada la Crisis, Kruchev visitara la Isla. Por cierto, el tratado tendría una validez de cinco años.

La apatía de Raúl Castro ante la conclusión del proyecto de Tratado y la concesión de dejarlo todo en las manos soviética nos demuestra la incapacidad del personaje. No fue capaz de lograr un mando único para la conducción de las tropas. Claro está, esto hubiera resultado en la entrega a los soviéticos de una jerarquía que por derecho no les pertenecía.

De lo anterior solo cabe llegar a la conclusión de que la traición a la patria, por parte de los hermanos Castro Ruz fue deliberada e intencional.

A los historiadores del castrismo solo les puedo decir que frente al “Imperialismo Yanqui” solo existía una agrupación potente capaz de oponérseles. Esa era la ATS.

De esta forma, los soviéticos jamás se subordinarían a los cubanos y los cubanos no se subordinarían a los soviéticos. Pero resultaba un hecho innegable que de producirse una confrontación, los cubanos hubiéramos tenido que hablar ruso.

En definitiva, la incompetencia soviética resultó tan grande que el Tratado no llegó a firmarse.

Dicen que Raúl Castro llegó a preguntarle a Kruchev que pasaría si la operación era descubierta mientras se desarrollaba, a lo que Kruchev le contestó que en ese caso enviaría a Cuba la Flota del Báltico. El gordinflón trajinaba al imberbe Ministro.

Ante el trajín de Kruchev Fidel Castro expresó que él no contaba para nada con al flota del Báltico y para justificar la tomadura de pelo dijo que lo que había querido decir Kruchev era la protección global de la URSS. Era eso, según Fidel Castro, lo que había querido decir Kruchev.


El día 18 de julio llegó a La Habana el grupo de reconocimiento. Faltaban 12 días para el arribo del primer escalón. A todas estas, solo un grupo muy limitado de militares cubanos conocía en aquellos momentos la proyectada invasión soviética autorizada por los hermanos Castro.

Las tropas soviéticas necesitaban enmascaramiento, alojamiento, existencia de fuentes de agua, redes de transmisión eléctrica y lo más importante, desplazar la menor cantidad de nativos.

Pronto advirtieron que en Cuba no había bosques capaces de enmascarar a las tropas Coheteriles. La humedad relativa era elevadísima, en detrimento del mantenimiento y conservación de la técnica y el estado físico del personal. Del todo imposible crear en tan poco espacio de tiempo refugios soterrados en lugares de suelo rocoso. Igualmente imposible transitar por suelos arcillosos que en tiempo de lluvia se convertían en lodazales infranqueables.

Fueron designados once puertos para recibir a las tropas: Bahía Honda, Cabañas, Mariel, La Habana, Matanzas, Isabela de Sagua, Nuevitas, Nicaro, Santiago de Cuba, Casilda y Cienfuegos.

El día 25 de julio el General norteamericano Lansdale, de acuerdo con la información de inteligencia, propuso cuatro opciones:

A. Cancelar los planes operativos vigentes y tratar a Cuba como una nación más del bloque comunista, protegiendo al hemisferio de ella;

B. Ejercer todo tipo de presiones posibles: diplomáticas, económicas, psicológicas y otras para derrocar al régimen comunista de Castro sin el empleo abierto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos;

C. Comprometerse con la ayuda a los cubanos para derrocar a Castro por fases, incluido el uso de la fuerza militar norteamericana, si se requiere, a última hora;

D. Utilizar una provocación y derrocar al régimen de Castro mediante la fuerza militar de Estados Unidos.














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