domingo, 29 de septiembre de 2013

Las estupideces del “periodista” Rodolfo Crespo relativas a las reivindicaciones del músico cubano Robertico Carcassés.

Las estupideces del “periodista” Rodolfo Crespo relativas a las reivindicaciones del músico cubano Robertico Carcassés


Con motivo del 15 aniversario del encarcelamiento de cuatro espías del régimen de los hermanos dictadores, el día 12 de septiembre del año 2013 se celebró un acto político en lo que se conoce como “El Protestódromo Nacional”, contiguo a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos de Norteamérica, en La Ciudad de La Habana. La “actividad” consistía en una velada artística en “apoyo” a los cuatro falsificadores presos en cárceles yanquis.
 
 
¡Ojalá que las mazmorras de la dictadura, que oprime al pueblo de Cuba, tuvieran las mismas condiciones sociales, higiénicas y sanitarias que las del vecino del norte!
 
El Sr. Crespo nos cuenta que Robertico Carcassés aprovechó la “nocturnidad” para proclamar sus reivindicaciones. Un poco más y le endilga el sambenito de “alevosía”. No Sr. Crespo, no se trataba de “dardos al aire” dirigidos contra el núcleo de la izquierda cubana. Se trataba de una acusación, en toda regla, contra la más cruel y abominable dictadura totalitaria y neofeudal estalinista que ha sufrido el pueblo cubano por más de 50 años.
Sr. Crespo, eso de que la dictadura se encuentra enfrascada, por más de un lustro, en una serie de transformaciones económicas es puro cuento. Lo que hace hoy el régimen de oprobio es alargar el tiempo de vida de los hermanos, mientras se crea una élite clasista que vendría a ser los nuevos capitalistas de una Cuba sin Raúl y sin Fidel Castro.
Mire Sr. Crespo, aquel lugar fue construido sobre un parque en el cual existía un puente (sobre un estanque) premiado como una joya arquitectónica de la Ciudad de La Habana, extensivo a toda Cuba. Lo que allí se encuentra es un lugar lleno de astas de banderas (de aspecto cutrísimo), que en el mejor vocabulario cubano le llamaría “picúo” y desentonante con el resto del malecón habanero que bien merecería una estruendosa y cubanísima trompetilla. Nada de emblemático.
Otra cosa, lo que hoy se conoce como “Plaza de la Revolución” fue edificado antes de que Fidel Castro se metiera el poder en uno de los bolsillos de su traje de faena. Se llamaba “Plaza Cívica”. Claro, no dude usted que vuelva a llamarse de igual forma después que las aguas vuelvan a tomar su nivel.
Esos que usted llama héroes, lo son solo para la dictadura. Para los que conocemos las interioridades del juicio, sabemos que las condenas son más severas, no porque estuvieran espiando, sino por toda la documentación falsa que les fuera ocupada. Incluso, en el juicio casi que no se les pudo argumentar que estuviesen espiando en instalaciones del gobierno de los Estados Unidos. Si que lo hacían en diferentes organizaciones contrarrevolucionarias del exilio, pero por eso solamente no hubieran recibido una pena superior a 5 años, si acaso.
Los verdaderos responsables de que se encuentren presos son Raúl y Fidel Castro. Y le explico: En la fecha en que son derribados los aviones de la organización “Hermanos al Rescate”, hacía muy poco tiempo que se encontraba, en fase de reestructuración, el Ministerio del Interior del régimen. (consecuencia de las causas 1 y 2 de 1989)
Pasar a retiro, o vaya usted a saber si al “Plan Pijama” a todos los jefes superiores y a la casi totalidad de los intermedios, así como a más del 50% del resto del personal, de aquel Ministerio, tenía que dar resultados funestos para los agentes en el exterior. Prácticamente se quedaron acéfalos.
Usted Sr. Crespo, sin saber de lo que escribe, intenta comparar el caso de “Eliancito”, con los cuatro delincuentes. Mientras que el caso del balserito ocupó las pantallas televisivas de toda la nación, en el los falsificadores se vino a saber mucho tiempo después de ocurridas las detenciones y hoy aun el pueblo cubano desconoce que no fueron tan solo cinco.
Volvamos al caso de Carcassés. Las reivindicaciones eran las siguientes:
“Yo quiero que liberen a los cinco héroes y que liberen a María”.
“Libre acceso a la información para tener yo mi propia opinión”.
“Elegir al presidente por voto directo y no por otra vía”.
“Que se acabe el bloqueo y el auto bloqueo, por favor”.
“Ni militantes ni disidentes, todos cubanos con los mismos derechos”.
En relación a sus comentarios le diré:
¿No sabe el Sr. Crespo que el Estado español es una Monarquía constitucional aceptada durante la transición?
Para situarlo en tiempo y espacio, debían empezar por modificar la Carta Magna.
Efectivamente Sr. Crespo, las elecciones de segundo grado, como las del régimen imperante en Cuba, no son una excepción, pero tampoco es la regla de oro para una república de régimen monopartidista.
Ya se han dado casos y posiblemente sea un dolor de cabeza para el régimen que mientras más trabajadores independientes existan,  aparezcan (cada vez más) presidentes del poder popular (de base) que no se encuentren controlados por el desgobierno.
Sr. Crespo, el título de alcalde solo ha quedado para aquel que ostenta el cargo en la Ciudad de La Habana y para que sepa, ese no gobierna porque (para tomar cualquier decisión) se encuentra supeditado a las instancias del Partido Comunista.
Robertico no tuvo intención alguna de convertirse en “paladín” de nada ni de nadie. Y no voy a entrar a discutir sobre la represión que ejerce el desgobierno contra los disidentes internos, en cuestión de elecciones.
Mire Sr. Crespo, a ningún cubano le interesa saber el porqué los comunistas españoles perdieron la guerra contra la falange. Lo que sí sabemos es que el régimen de Franco fue apoyado por el nacional-socialismo (igual de totalitario). Si el pacto de la transición, en el cual anduvieron de la mano comunistas, burgueses y aristócratas españoles ha hecho de España una nación del “segundo mundo”, quiere decir que no estuvo nada mal.
Ahora bien, cabría de usted apoyar a la disidencia cubana en su lucha, pues si ustedes quieren acabar con una monarquía constitucional, nosotros queremos acabar con una dictadura del más puro estilo medieval.
No porque las reglas del juego se encuentren impuestas por los que detentan el poder, debemos callar y sumirnos en la impotencia.
Me parece, que en eso, ambos coincidimos.
Lo que está pidiendo el director de Interactivo es, repito:
“Elegir al presidente por voto directo y no por otra vía”.
¡No está pidiendo el modelo español!
Carcassés escogió bien la tribuna. El “Protestódromo” es para protestar. Lo de la tribuna anti-imperialista es cosa del régimen del cual usted se hace eco Sr. Crespo. La fecha sensible lo es tan solo para la dictadura. Al pueblo le da lo mismo una cosa que otra. Por supuesto, a la audiencia, sí que le interesa la radio y la televisión “en vivo”.
Efectivamente, fueron cinco dardos envenenados los que lanzó Robertico contra el régimen de los hermanos dictadores y no solo contra el “compañero Raúl” como usted le llama Sr. Crespo.
Tal vez la liberación de la marihuana sea políticamente incorrecta. Robertico no es político. Y si de hablar de drogas se trata, debíamos empezar por prohibir el tabaco y el alcohol que son drogas tan nocivas o tal vez peores que la marihuana. Pero eso me resulta un tanto ridículo.
Lo peor es que el consumo mayor de drogas prohibidas es precisamente en las  sociedades más desarrolladas del mundo y no al contrario. Si así fuese, a nadie le importaría. ¿Alguien se ha preocupado alguna vez por el consumo de coca del los pueblos indígenas suramericanos? ¡Ah! Me dirán como afirma Evo Morales: “La coca no es cocaína”. Y es tan estimulante como el café.
Todo en exceso es malo Sr. Crespo, hasta su defensa absurda del régimen nauseabundo que impera en Cuba.
Sr. Crespo, mida sus palabras para escribir sobre el ciudadano español, nacido en Cuba, José Martí y Pérez, de madre canaria y padre valenciano. Martí no era anti-colonialista. Martí era independentista, como lo puede ser el Sr. Mas en Cataluña o el Sr. Otegui en las provincias vascongadas. Sepa usted que Cuba es la única autonomía española que ha obtenido su independencia por medio de las armas.
El auto-bloqueo al que se refiere Robertico Carcassés es el del régimen, que a todos los males provocados, le echa la culpa al imperialismo.
No todo en mi país es culpa del bloquebargo yanqui.
En cuanto a la reacción del régimen al cual usted llama “izquierda cubana” en un afán absurdo de confundir a la opinión pública, no es que haya “otorgado” por callar. Ha sido una torpeza y una debilidad.
Los funcionarios de segunda línea no existen para el régimen. Estos funcionarios reciben órdenes. Jamás actúan por cuenta propia. La torpeza está en que fue vetado por tiempo indefinido, tal y como vetaban a Julio Iglesias y José Feliciano (ejemplos de extranjeros vetados). Debilidad al retirar la sanción 5 días más tarde.  
Según Silvio Rodríguez (el del Unicornio Azul) fueron “funcionarios” y no tan solo uno. ¿Qué tal de positivas fueron las palabras? No creo que Robertico se haya retractado. Por lo menos no he leído su retractación o su “Mea Culpa”.
En el artículo de usted, se pregunta si el régimen teme al efecto boomerang. Le respondo que sí. Hasta el momento eso era un “principio inviolable”. Claro está, a conveniencia, el régimen siempre se ha defecado en sus principios.
Robertico no es imprescindible para la cultura cubana. Eso sería apostar muy alto. Por supuesto, su actitud ha acobardado al régimen y muy especialmente a Raúl Castro. No, no es que ahora vayan a permitir o a compartir calle y tribuna. Ahora lo que va a suceder es que el filtro se hará mucho más fino. Me imagino que todavía estén rodando “cabezas” (sentido figurado para decir castigados) de algunos “segurosos”, que en la España (antes de la transición) llamaban censores.
Sr. Crespo, la “batalla de ideas” es una obra de Fidel Castro, nunca bien comprendida por su hermano menor. Si aún persiste es porque el otro no se ha muerto todavía.
Ya quedan muy pocos de aquellos que se llamaban a sí mismos “revolucionarios”. Hoy la mayoría de aquellos (los que quedan vivos) se llaman disidentes. Y no me estoy refiriendo a algunos de dudosa procedencia.
Mire Sr. Crespo, vaya a darles lecciones de historia a los miembros del Partico Comunista Español. Los cubanos no necesitamos de sus consejos, por muy malintencionados que estos sean. Mucho menos lecciones de economía política, con las que nos amamantaron en los primeros 20 años de dictadura comunista.
Cuba, Sr. Crespo, no era un país rico y mucho menos desarrollado antes del año 1959, pero se vivía mucho mejor que en España. Me refiero a un 70% de clase media. No me vaya a decir que los 16 millones de automóviles (pues los coches son de tracción animal) eran propiedad de solamente un 7% de la clase alta criolla. No en balde emigraron hacia mi país (en los primeros 50 años de república) un cuarto de millón de españoles.
El empeño de Fidel Castro, en pelearse con la dueña de la casa, para trabar amistad con la sirvienta, nos ha llevado a una situación de miseria tal, que de ser el prostíbulo de los yanquis, ahora somos el bayú de Europa. De ser La Habana, el Paris de las Américas, ahora somos el hazmerreir de todo el mundo.
Una nota al margen: La clase pobre cubana no sobrepasaba el 25% de la población. Dato extraído del informe al 1er Congreso del Partido Comunista de Cuba, leído por Fidel Castro.
Declaraciones de Pablo Milanés para el periódico español Público, el 29 de diciembre del 2008:
“Yo no confío ya en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años porque todos, en mi criterio, pasaron sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero que ya están listos para ser retirados…Sus ideas revolucionarias de antaño se han vuelto reaccionarias y esa reacción no deja continuar, no deja avanzar a la nueva generación”.
 
 



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