domingo, 16 de febrero de 2014

La Fortaleza San Carlos de la Cabaña y la Feria del Libro de La Habana




La Fortaleza San Carlos de la Cabaña y la Feria del Libro de La Habana


La Fortaleza  se encuentra ubicada en una colina. En 1762 los ingleses se hicieron con el control de esta colina, desde la cual bombardearon la ciudad hasta su rendición.


El Rey de España Carlos III ordenó construir una grandiosa fortificación que ahuyentara a los futuros invasores.


Se afirma que ya en el siglo XVI, el ingeniero Juan Antonelli, constructor del Castillo del Morro había advertido a las autoridades de la isla sobre el valor estratégico del cerro de la Cabaña. No obstante, la colina se mantuvo desamparada y fue la brecha que aprovecharon las tropas inglesas, para atacar El Morro y luego rendir La Habana. El Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro de La Habana, junto con el Castillo de San Salvador de La Punta, defendían la boca del canal de entrada al puerto de La Habana.




 




Castillo de la Punta, al fondo El Castillo del Morro


La colosal fortificación, ordenada por Carlos III, fue erigida en el siglo XVIII, entre 1763 y 1774 con la finalidad de cubrir un punto débil en las defensas de la ciudad. Fue construida bajo la dirección del ingeniero militar de apellido Abarca. Se levantó en la ribera alta del canal de entrada del puerto.




Era una fortaleza portentosa, la más grande que España había levantado en tierras americanas. Ocupaba diez hectáreas. Sus muros medían 700 metros de largo por 250 de ancho y estaban diseñados para soportar grandes cargas artilleras desde el mar y desde tierra. Equipada al máximo podía albergar hasta 120 cañones y otras 120 piezas menores de artillería. Pero nunca fue necesario utilizarlas. La Habana no volvió a ser importunada y La Cabaña se quedó como cuartel general de las tropas mejor adiestradas de la Corona.


Desde su construcción, La Cabaña albergó a las unidades elites del ejército español en Cuba. Durante las guerras de independencia, sirvió de prisión, y su foso fue sitio para fusilamientos. En el Siglo XX, desaparecido el carácter defensivo, el fuerte cumplió funciones de almacén, alojamiento de tropas y prisión.


La Cabaña, como popularmente se le conoce, está estrechamente unida a una de las más arraigadas tradiciones de La Habana: el cañonazo de las nueve. En épocas coloniales, a las 4 y 30 de la mañana y a las 8 de la noche, se disparaba, desde la nave capitana en el puerto, un cañonazo para avisar la apertura y cierre de las puertas de la muralla que rodeaba a La Habana y la colocación y retirada de la cadena que, situada entre los castillos de La Punta y el Morro, cerraba la entrada del puerto.


Luego de la construcción de La Cabaña, el disparo del cañonazo se efectuaba, indistintamente, desde el puerto o desde la Fortaleza. Después que las murallas fueron derribadas a fines del siglo XIX, la costumbre de disparar el cañonazo en este caso una hora después, a las nueve continuó como una tradición que se mantiene hasta nuestros días


Al triunfo de la Revolución de 1959, el Comandante rebelde Ernesto Guevara de la Serna (conocido por el mote del “Che”, por ser argentino), conduciendo un automóvil (marca Chevrolet) color verde, ocupó la fortaleza.


A partir de ese momento, el viejo bastión serviría para ajustar cuentas. Disponía de las dependencias adecuadas para ser cárcel, tribunal y paredón de fusilamiento.




Fusilamiento de Cornelio Rojas


Guevara no era militar, sino estudiante de Medicina convertido en guerrillero. Después de instalado convocó a los medios de prensa a los cuales dijo que él se encontraba allí para impartir justicia y depurar a las fuerzas armadas de la dictadura de Fulgencio Batista.


Todos los juicios fueron de carácter “sumarísimo”. Es así como se denomina al proceso judicial en el que las distintas partes ordinarias del mismo se acumulan en un solo acto y, generalmente, en un solo momento, de tal suerte que se instruye, se aportan y valoran las pruebas, se juzga, se condena y se ejecuta la sentencia en brevísimo plazo (unas horas). Este procedimiento extraordinario es el que se suele desarrollar como apariencia de juicio durante consejos de guerra en situaciones de conflicto armado cerca del frente y bajo inminente amenaza del enemigo.


Se ha utilizado como recurso para el ajusticiamiento de opositores a regímenes totalitarios o en golpes de estado. Entre sus características, además de las mencionadas, destaca la ausencia de garantía alguna para el detenido y juzgado, que lo puede ser igualmente en rebeldía.


Las penas se aplicaban en cualquiera de los fosos, contra los centenarios muros de la fortaleza que, todavía hoy, guardan en forma de agujero el recuerdo de las balas. Serían esos los primeros disparos que recibieron esos muros desde que fueron levantados.


La Fortaleza guarda tristes recuerdos del encierro de prisioneros como Húber Matos, Pedro Luís Boitel y del escritor Reinaldo Arenas, sólo para mencionar algunos de los opositores al castrismo más conocidos.


 En 1986 se inició la reparación de la Fortaleza de La Cabaña, y el acceso público se le dio en 1991 como componente del Parque Histórico Militar Morro-Cabaña.




Calles adoquinadas inundadas de luz y sombra, plazoletas abiertas a la brisa, El Patio de Los Jagüeyes, umbroso y “evocador remanso de paz”, Plaza de Armas saturada de verdes y salpicada de florecidos jardines, ahora silenciosos sobrevivientes de una época erizada de sobresaltos, San Carlos de La Cabaña “es un lugar ideal para el descanso activo y evocador”.




Es aquí donde se realiza la famosa Feria del Libro.


 
















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