domingo, 12 de junio de 2016

El accidente dónde estuvo a punto de morir (el ya fallecido -17 de agosto del 2001- ) General Raúl Menéndez Tomasevich


                               Se puede apreciar el talud, en un costado de la carretera, 
                          donde impactaron las palas del rotor central del helicóptero.




Tomado de una entrevista realizada en 1996 para el libro Secretos de Generales.

Periodista —¿Estuvo a punto de perder la vida?
—Es cierto. Fue cuando la "Operación Olivo". Se produjo un accidente entre Chipipa y Huambo.
P —¿Qué ocurrió?
—Uno de nuestros helicópteros MI-8, cayó arriba del automóvil Volga en que viajaba.
Bajaron mucho y al hacer un giro, una de las aspas chocó contra una loma, el helicóptero se incendió y se desplomó encima del carro.
Murieron todos los tripulantes. Los tres compañeros que iban en el asiento trasero del auto también fallecieron. El chofer, un coronel soviético, quedó herido.
A mí, que iba sentado a su lado no me pasó nada. Al parecer, como los gatos, tengo siete vidas.
Fin del testimonio del General Tomasevich
 

El día 18 de julio de 1981 Tomasevich se dirigía, por carretera hacia Huambo y había pedido que el helicóptero trasladara al Mayor Darío (Jefe de la Inteligencia Militar de la MMCA) hasta donde él se encontraba. Se trataba de una información de carácter urgente. De ser necesario utilizaría el helicóptero para trasladarse a Luanda.

Este accidente ocurrió al norte de la ciudad de Huambo (Nova Lisboa), en un lugar conocido como “la loma de la Cuca”, por estar ubicado muy cerca de una fábrica de cervezas del mismo nombre.

Aunque en la entrevista Tomasevich dice que murieron, en realidad la tripulación sobrevivió al accidente, al igual que el General Tomasevich. Tal vez haya sido una "licencia" del periodista, tal vez el viejo Tomás ya no recordara los pormenores.  

El piloto se llamaba 1er Teniente Raúl Vega García. Pertenecíamos a la misma promoción de pilotos y éramos amigos y vecinos de las inmediaciones de la calle Línea entre 2 y 4 en el Vedado, Ciudad de La Habana.

Vega, había sido parte integrante de la única escuadrilla de helicópteros, en el año 1978 durante el “Ejercicio Táctico en Campaña” desarrollado en la provincia de Cuando Cubango (región llamada “La Tierra del Fin del Mundo”, por los portugueses). La escuadrilla se encontraba compuesta por 5 helicópteros MI-8.
Se combatía a la UNITA, aunque Fidel Castro no lo reconociera públicamente. El 8 de marzo de 1978 fueron averiados 3 de los cinco helicópteros, durante un ataque al Puesto de Mando de Savimbi, en la confluencia de los ríos Cuatir y Malepa. Días antes había resultado herido en un pie, el Sub Teniente Bruzón, copiloto del helicóptero al mando del Teniente Argelio Morell Gil.

A continuación, paso a relatar las circunstancias en las cuales se conocieron Vega y Tomasevich:

Casi finalizando el “Ejercicio” antes mencionado, con Savimbi prácticamente cercado por las tropas cubanas (tres batallones de infantería motorizada y tres compañías de infantería aeromóviles), fue cuando Tomasevich me planteó, como jefe de la escuadrilla, la necesidad de una tripulación para que permaneciera, en tierra, en la posición que ocupaba la compañía aeromóvil especial del Teniente Maurín que se encontraba muy cerca de la ubicación de Savimbi.

La posición la tenían ubicada utilizando una unidad especial de radio-goniometría (del MININT de Cuba), la cual interceptaba las comunicaciones por onda corta, mediante la cual Savimbi se comunicaba con sus subordinados.

Esta unidad triangulaba las comunicaciones y descifraba los mensajes (que de acuerdo a lo que decían, Savimbi utilizaba claves sur-africanas muy difíciles). De esta forma determinaban la posición en el terreno.
Aquella noche llovía torrencialmente. Se logró descifrar que Savimbi pedía ayuda al mando sur-africano y le respondían que enviarían un helicóptero a rescatarlo.

Desde horas tempranas, de aquella tarde, Vega había aterrizado en la posición, que ocupaba en el terreno la compañía aeromóvil del Teniente Maurín. Se encontraba a más de 150 kilómetros de Menongue (Serpa Pinto).
Al caer la noche llovía intermitentemente.

Vega, por la frecuencia de radio de onda corta, decía escuchar el sonido del helicóptero que iba al encuentro de Savimbi y pedía autorización para derribarlo. Estaban tan cerca un helicóptero del otro que Vega informó que llegó a ver las luces de posición del aparato sur-africano. Insistió en despegar en condiciones meteorológicas peligrosas. ¡Tomasevich no lo autorizó!

De ahí en adelante, el viejo Tomás, que era como se referían a Tomasevich (cariñosamente) sus subordinados, trabó una supuesta "amistad" que pudo costarle la vida.

Después de aquel accidente en la “Loma de la Cuca”, algunos tratamos de impedir que Vega continuara volando, pues no obstante ser un excelente piloto, se había vuelto extremadamente temerario y no reparaba en obstáculos, ni en peligros. Nuestra intención era preservarle la vida. Vega nunca lo entendió de esa manera.

Un año más tarde tuvo un nuevo accidente.
Esta vez en Caleta del Rosario (Ciénaga de Zapata), centro de recreo particular del “Comandante en Jefe” y guarida de sus lanchas rápidas “Acuarama I y II, más las de apoyo para sus pesquerías en Cayo Piedra del Sur.
Como en este segundo accidente no ocurrieron víctimas mortales, continuó volando. El General del Pino (si se acuerda) pudiera decirnos el por qué un piloto que ya había causado más de un accidente (por su responsabilidad) le permitían continuar volando.
Del Pino dirigía, en aquellos momentos la Sección de Seguridad de los Vuelos y recomendó la suspensión de vuelo del piloto.

Al parecer, su supuesta "amistad" con Tomasevich le permitió continuar volando.


He verificado que no eran amigos, pero Vega fue a verlo para que 


intercediera por él y lo dejaran continuar volando.


Debe haber sido con Raúl Castro con quien Tomsevich habló, porque 


la gestión resultó tan efectiva que fue eso fue lo que salvó a Vega de 


que lo rebajaran de vuelo definitivamente después del accidente de 


Caleta del Rosario.



No obstante, Vega volvió a volar y murió en la loma “El Teniente”, en el macizo montañoso “Trinidad-Sancti Spiritus”, mal llamado (hoy en día) Sierra del Escambray. En este accidente murieron además 22 soldados.




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